Paradójicamente, comenzaremos por las ideas de ultratumba, ya que los enterramientos, que como es natural, son uno de los hallazgos más frecuentes de la arqueología prehistórica, constituyen la fuente más antigua para reconstruir las ideas religiosas de estos pueblos.
En sitios arqueológicos vinculados con la Prehistoria, no se encontraron lápidas, ni inscripciones que transmitan nombres de divinidades ni de ritos, pero el hecho mismo del enterramiento y del cuidado a los difuntos, demuestra una creencia firme en un "más allá". De otro modo no se explican las ceremonias funerarias y bastaría abandonar los cadáveres o cubrirlos con tierra sin la menor preocupación complementaria.
Desde los primeros restos conocidos hasta la actualidad, la tumba ha sido el más elemental modo de expresión religiosa y es unas de las pruebas más concluyentes de la creencia en la otra vida, consustancial al hombre, incluso en las tribus de mentalidad religiosa menos desarrollada.
Otra observación respecto a los enterramientos, es la relación que
se establecen entre los muertos y los vivos. Los muertos necesitan
de los cuidados y las ofrendas de los vivos, mientras que éstos
pueden ver afectada su existencia de manera favorable (protección
de sus antepasados), o perjudicial (espíritus malignos, fantasmas)
por la influencia de aquellos.

Hay que distinguir entre las honras al difunto en los momentos siguientes a su muerte (funerales) y mientras su memoria persiste (recuerdos, ofrendas), del rito religioso propiamente dicho, que exige siempre la elevación a divinidad y un ritual bien establecido. Por ejemplo, Barden y Bouyssonnie, excavadores del importante yacimiento de la Chapell-aux-Saints, encontraron en ella gran cantidad de huesos de animales, enteros y fragmentados, próximos a una gran fosa de enterramientos humanos y oacompañados por piezas de sílex tallado.
En el Neolítico se desarrolló una arquitectura elemental, chozas de madera, barro, con fondos de piedra, que en la Edad de Bronce ya pueden considerarse como los primeros edificios. También para el culto se construían "edificios" especiales. Estos son los sepulcros megalíticos, cámaras rectangulares de proporciones diversas, precedidas por un corredor, otras con cámaras circulares, cubiertas de tierra.
Todas estas construcciones presuponen la firme idea de la supervivencia y grupos humanos grandes y organizados. En las paredes de algunos se ven grabados signos figuras antropomorfas, series de trazos paralelos, y huesos decorados; todo ello relacionado con el culto a la Gran Diosa Madre.

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